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Manuel Lapuente salió ayer por la puerta dos de las instalaciones de Coapa, adonde concurrió para despedirse de sus ex dirigidos, mientras Carlos Reinoso, una hora después, entró por el acceso principal para hacerse cargo del equipo “de mis amores” por tercera vez.

Si Lapuente no ocultó su tristeza y consideró que su despido fue apresurado, Reinoso externó su felicidad de regresar al América –“mi amor, mi casa, mi vida”– y se comprometió a hacer campeón al equipo, pelear por la Copa Libertadores, dar oportunidad a los jóvenes de fuerzas básicas, así como formar un equipo ofensivo desde el primer minuto del próximo partido.


La cara y la cruz del futbol se vieron ayer en el relevo del equipo de Coapa.

“Fue una decisión muy rápida. Sólo me dieron tres partidos y el equipo iba de menos a más –dijo el técnico saliente, quien accedió a detener su automóvil para responder algunas preguntas.

“Yo no soy quien para criticar una medida así y les deseo la mejor de las suertes. De que me dolió, me dolió; es difícil recuperarse, pero así es el futbol y hay que asimilarlo. No hubo diálogo, ya era una decisión tomada y de ninguna manera fue algo visceral.”

Dijo irse “con la conciencia tranquila y por la puerta grande porque hice lo que pude”. No quiso culpar a sus ex dirigidos de su salida y, por el contrario, aseguró estar agradecido con ellos.

Ante la pregunta de si este cese podría representar su retiro, respondió: “A lo mejor sí. Voy a recapacitar”.

Una hora después, cerca del mediodía, el chileno ingresó en una camioneta blanca y fue recibido con una foto en la que se le observaba en sus años mozos con el uniforme de los entonces cremas, con el águila que sobrevuela la cancha del Azteca antes de los partidos, con la playera amarilla que de inmediato se puso y una bufanda con la frase actual del club: “Se defiende con la vida”.

Sonriente, pleno, el autodenominado como “el más americanista de este planeta”, definió el lunes como el día más triste de su vida por la muerte de Panchito Hernández y el martes como el más feliz porque le informaron de su retorno al lugar donde desea que esparzan sus cenizas, para lo que firmó “en blanco”.

“No vengo a tirar verso sino a trabajar, a ser campeón y a pelear la Libertadores. Este equipo está hecho para ser monarca, no sólo para clasificar, y a eso me comprometo.